Aveiro: Viajes y turismo
Catedral de Aveiro
En otros tiempos, Aveiro fue un importante puerto marítimo; queda en una región de montañas surcadas por valles y llanuras fecundas, bañadas por la
ria, una laguna que surgio en el siglo XVI como consecuencia del retroceso del mar, debido a terribles tempestades; cubre once mil hectáreas, con cuatro cauces principales que forman ensenadas e innumerable islas e isletas.
El área es rica en peces y aves acuáticas, con excelentes condiciones para la pesca, bien sea en las albuferas o mar adentro; la caza es otra posibilidad y los cursos de agua más grandes dan la bienvenida a todo tipo de deportes náuticos.
La ciudad de Aveiro está cruzada por canales que le dan un carácter prácticamente único; en el casco antiguo se pueden ver las pintorescas casas encaladas de los pescadores y, temprano en la mañana, vale la pena visitar el
Mercado do Peixe, una subasta del pescado recogido durante la noche.
De todos los barcos que se observan en esta zona, el
moliceiro es el más elegante: perfectamente alineado y pintado en colores brillantes, a menudo con decoraciones ingeniosas y humorísticas.
La magnífica playa de São Jacinto queda cerca del bosque y la Reserva Natural de las Dunas de São Jacinto, bien conservada, con variada fauna y flora.
Aquellos que aprecien la buena mesa pueden probar el delicioso estofado de anguila y una variedad de sopas de diversos pescados de mar y de la ria; sin embargo, Aveiro es especialmente conocida por su dulcería, siendo la más famosa de sus golosinas los
ovos moles, hechos de yema de huevo endulzada en cubiertas confitadas en forma de peces o pequeños barriles.